lunes, 30 de abril de 2012

Si no me llamas, entenderé. Si no me escribes, entenderé. Si te olvido, me entenderás.

Pienso que la gente no suele darse cuenta del valor de las palabras. De las que son buenas y ayudan a remendar, pero sobretodo de esas que lastiman tanto. Esas que pueden ser mas lastimosas que los filos de veinte gilletes, mas filosas que cualquier cuchillo. Mas peligrosas que cien gramos de valium en sangre. Mas toxicas que un desayuno con vodka todos los días de la semana. Pienso que nadie mide las cosas que dice, o la repercusión que pueden llegar a tener. Que una simple frase como puede ser ‘’estar sola’’, ‘’es tu culpa’’, o ‘’no me das ganas de verte’’ puede hacer que se abra una caja de Pandora adentro tuyo y te haga hacer cosas horribles hasta llegar a limites insospechados. Pienso que las palabras deberían cuidarse mas, deberían darle tiempo suficiente a quien las quiere pronunciar como para que sea consciente de la bala que va a dejar a salir de su boca para atravesar el alma de alguien a quien indudablemente va a lastimar.

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