miércoles, 22 de febrero de 2012

La mayor crueldad es hacer esperar a alguien que te ama, sólo porque sabes que lo hará.

Ya no le encontraba el sentido a prácticamente nada. Sus movimientos eran mecánicos, aburridos como un robot diseñado justamente para una función. Todo carecía de valor, había empezado a ver las cosas con los mismos ojos llorosos y triste que se habían convertido en algo habitual en su día a día. Su carácter alegre e extrovertido había pasado a ser algo lejano, muy lejano, como si nunca hubiese existido. Apenas hablaba, ya no le gustaba hacerlo y su madre se extrañaba, antes no había quien la callara, siempre tenía algo que decir, algo que objetar y ahora simplemente se dedicaba a asentir y a conformarse con las cosas que le tocaban aunque le pareciesen una jodida basura. Ya no estaba rodeada de gente como antes, es más, echaba a la gente de su alrededor sin darse cuenta y poco a poco iba perdiendo amistades, solo mantenía a su mejor amiga y dos o tres más que se salvaban de la hipocresía. Se estaba quedando sola - pensaban muchos - pero no, solo se estaba dando cuenta de lo que había a su alrededor, la burbuja había reventado y la mierda solo había comenzado a salir a la luz.

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