lunes, 13 de febrero de 2012

Aprendí, que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir

Necesito unos brazos que me protejan. Una voz que me susurre ‘’tranquila pequeña’’. Una boca en la que pueda perderme y no encontrarme hasta que salga el sol. Unos ojos que me miren como nunca nadie lo ha hecho. Alguien que me diga que yo si que valgo, y que jamás abandone mis sueños. Alguien, que crea en mí, que me quiera tal y como soy. Que me quiera con mi metro sesenta, mis cincuenta y tres kilos, mi pelo ondulado y moreno, mi sonrisa, mis ojos desconfiados, mis enfados, mis días catastróficos y mis días en los que reboso alegría. Y es que jamás he sentido lo que es sentirse amada. Nunca, nadie me ha demostrado que soy algo más que un trozo de carne con ojos. Quiero perderme en las noches más frías a su lado, quiero bañarme en nuestro Mediterráneo en pleno mes de febrero, quiero.. quiero que todo vaya bien por una puñetera vez. Quiero.. quiero tenerte para siempre.

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